Con el término cántica (del latín canticum), los romanos designaban las partes líricas de la tragedia, recitadas o cantadas por un solo actor, y no por el coro. Con frecuencia se acompañaban con instrumentos musicales, sobre todo la flauta, y las partes cantadas estaban caracterizadas por versos largos, como pueden ser el septenario trocaico o yámbico, el octeto yámbico y los septetos u octetos anapésticos.